12/04/2023

JOAN GREGORI MARIA, Presidente de la VALENCIAN MUSIC ASSOCIATION (VAM!)

Entrevista de Víctor López

Fuiste uno de los impulsores de la Fira Valenciana de la Música TROVAM en 2013. ¿Cómo surgió la idea? ¿Crees que su evolución esta década muestra la transformación de la industria musical valenciana?

En 2013 estábamos bajo mínimos por la crisis económica. Las empresas del sector hicimos de la necesidad virtud y intentamos ordenar esta falta de interlocución con las instituciones públicas. 

En el VAM! (Valencian Music Association), germen del asociacionismo musical profesional, se unieron después organizaciones de promotores, los festivales y las salas, además de Metrònom de Castellón. A partir de ese momento, pensamos en organizar unas jornadas profesionales. También hay que recordar que, en aquella época, Aspencat y La Gossa Sorda estaban en su momento álgido. Estos son los cimientos.

En 2015 el cambio político en las administraciones puso sobre la mesa un proyecto de Feria autonómica similar a las de otros territorios del Estado. En Catalunya llevan 30 años con este modelo de profesionalización.

Posteriormente, entre 2015 y 2018, se toma conciencia de que somos industria. Eso posibilitó que se unieran desde el pequeño festival hasta el promotor que empezaba y, después, se sumaron los grandes festivales con años de experiencia. Creamos mesas de debate con una amplia participación. Había muchas ganas de reflexionar sobre muchos temas: desde el Estatuto del Artista hasta las relaciones del sector con la administración o la gestión de las ayudas. El Trovam ha sido un punto de inflexión.

En los años 80 y 90 y, probablemente hasta hace muy poco, la industria musical valenciana era precaria. Entonces, ir a Madrid o Barcelona era lo habitual entre los grupos valencianos que destacaban y querían desarrollar una carrera para vivir de su trabajo. En la actualidad hay grupos locales con relevancia estatal, y otros con proyección, que trabajan desde la Comunidad Valenciana. ¿Cómo ha sido el proceso?

Se ha producido una toma de conciencia por parte del sector. Eso es primordial. Hay unos elementos comunes entre empresas de tu territorio y unas políticas desde todos los ámbitos -local, provincial y autonómico- desde los cuales se puede trabajar, y en los cuales, durante muchos años hemos estado en condiciones de desigualdad frente a otras autonomías del Estado.

No es que no hubiera empresas musicales durante los años 80 y 90 en el País Valencià, pero ahora se han generado nuevas inercias. También es cierto que el giro radical de la industria global, que ha pasado de nutrirse de las ventas de discos a hacerlo de los directos, ha facilitado la localización y que haya empresas de kilómetro cero.

La pandemia paralizó también la industria musical. ¿Cómo ha sido la recuperación?

Si la pandemia hubiera pasado seis años antes, el sector musical valenciano habría colapsado. El Trovam resultó providencial para tener una base sólida; las ayudas estaban bien encaradas; los presupuestos eran diez veces mayores a los de 2013. Nos cogió con parte de los deberes hechos, aunque nuestras estructuras empresariales y la inversión institucional aún no son comparables a las de otros: en Cataluña hay una Dirección General de Industrias Culturales que aquí seguimos reivindicando.

Nosotros hemos ayudado a la administración en plena pandemia con estrategias para no paralizar la cultura a pesar del confinamiento o en los primeros protocolos sanitarios para poder hacer conciertos. Ha sido una interlocución fluida.

Con plena normalidad, el sector ha trabajado mucho y se han recuperado los números previos al 2020. Muchos de los festivales y giras aplazados han saturado los equipos de producción, y ha quedado patente la falta de infraestructuras, de equipos técnicos. El boom de la reapertura ha sido bueno en facturación, pero un golpe de realidad para valorar que esto no es infinito, que no se puede crecer exponencialmente sin que peligren cuestiones técnicas y de seguridad. Las trabajadoras y trabajadores de la música que durante los encierros encontraron trabajo en otros ámbitos no volvieron al sector, y los que quedaron no dieron abasto en el 2022. La postpandemia ha reestructurado el sector y ha abierto el debate sobre las condiciones laborales. La pandemia ha provocado un cambio mental en la manera de afrontar la faena y el personal valora más el tiempo en familia que enredarse en una gira de treinta conciertos en treinta días.

El desarrollo de la promotora Pro21Cultural, nacida en 2000, ¿es el reflejo de esta transformación desde una industria incipiente a una realidad empresarial consolidada?

Empezamos a llevar los grupos en el momento que van profesionalizándose y nos centramos en el territorio natural. Una parte de nuestra industria tiene como fundamento la unidad de la lengua, que es aquello que mantiene una parte de nuestro sector. Necesitamos un mercado natural donde el grupo crezca. La Fúmiga tiene veinte conciertos en el País Valencià y casi cuarenta en Catalunya. La creación de un circuito ha sido uno de nuestros ejes, y se ha hecho a base de tiempo y de desarrollar una estructura que va desde los estudios de grabación, los sellos discográficos y las empresas promotoras y de producción hasta los medios de comunicación especializados, Así, se conforma un engranaje que ha podido consolidar algunos grupos hasta llegar a la realidad actual.

 

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